martes, 25 de septiembre de 2007

Te Dejo.


Te dejo los oídos vacíos
y la nariz intacta.

Te dejo con el torso desnudo
y la boca entreabierta.

Te dejo los labios partidos
y la espalda opuesta.

Te dejo de pie;
de frente a mi fin.

jueves, 20 de septiembre de 2007

Diluvio Otoñal.


Terminaron aquellos tres meses y aún seguía. Siguió un cuarto y un quinto. Siguió aún hoy.

Y ya no era solo el viento. El problema eran las hojas. No dejaban de caer. Eran demasiadas y no nos daban tregua, nos estaban sepultando vivos. Pero a nadie le importó mucho; hasta que comenzaron a morir. Morir por asfixia, aplastados, desaparecidos.
Ya se habían vuelto demasiadas.

Fueron tantas las muertes y tantas las hojas, que después de un tiempo, simplemente dejaron de buscar. Sólo se anotaban en la lista: PERDIDOS.
Ahora, las mismas hojas servían de tumbas.

La descomposición era evidente; pero qué más hacer…las hojas no dejaban de caer.

El otoño había convertido la ciudad en un cementerio. Y fue solo hoy que encontré el sentido en las palabras de mi madre. “No pises las hojas. No sabes lo que puede haber debajo”. Pero yo ya lo sabía; era una de las razones por las cuales ya no salía de casa.

jueves, 6 de septiembre de 2007

Peso Nocturno.


Y ya por Ahumada me sacudí los hombros para quitarme la noche de encima.
Venía pesando demasiado como para poder seguir con ella...

sábado, 1 de septiembre de 2007

De la forma incorrecta.


Después de tantos años de buscar a Dios y notar que Su misericordia aún seguía sin manifestarse, escuché nuevamente Su nombre por entre la piel y las sábanas, en la extasiada voz de María.
Cada mañana de domingo, hemos de comenzar el ritual. Colocándome sobre el carnal altar, le alabo una y otra vez mientras los frenéticos labios de María rezan fervorosamente y claman Su nombre. Pero no hay caso. No hay señales de Él. No hay vino ni resurrección de la carne. La vida pasa y ningún solo milagro.

-Creo que estamos invocando a Dios de la forma incorrecta.
-¿De verdad lo crees?

domingo, 26 de agosto de 2007

El naufrago.



Hace ya cuatro días que había empezado a llover y parecía no querer detenerse. Las calles estaban inundadas y no era recomendable salir de casa.
Desde la ventana se distinguían claramente las calles vacías, y detrás de ellas, el acaudalado estero.
A pesar de las nubes de tormenta, aún podían verse los acueductos, y dentro de ellos; una sombra moverse.
El caudal crecía rápidamente y casi podía rozar sus pequeños zapatos azules.
Parecía que el río acarreaba la noche, y en la tele hablaban de varios muertos ahogados.

Ya era tarde. Era hora de acostarse. Mañana darán el anuncio de los desahuciados de esta noche. Veremos si conocí a alguno. Quizás a uno.

martes, 21 de agosto de 2007

Óbito / tanka 1



Sin cantar me iré
para poder seguirte,
En el silencio
de tus labios fríos, hoy
que dejaron de cantar.

viernes, 17 de agosto de 2007

Bulería.


El sonido de las palmas agitaba la sangre que corría por mis venas. Las manos trataban de dibujar la poesía que se cantaba en el aire. El cuerpo se incorporaba.

El torso se hinchaba con un sentimiento hondo y vacío, llenándolo todo. La espalda se me quebraba entre los brazos de mi nuevo furtivo amante.
Se me escapaba el alma con cada nota de aquella pasión rasgada, con cada dolorida palabra de aquella voz condenada. No podía dejarla ir, habría de volver a encerrarla.
Retarla y ver la pasión ganar.
En las tablas he de dejar todo. Aniquilar los pasos errados, ganar el alma de nuevo.

Era hora de comenzar.

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Recordando tiempos de antaño ... bajo el encanto de Enrique Morente y sus Bulerías de Bécquer.


martes, 14 de agosto de 2007

Escape


…y corrí. Corrí como nunca antes lo había hecho. Corrí para escaparme de tus pupilas. Solo di media vuelta y corrí en dirección opuesta. Corrí entre la gente. Corrí por calles desconocidas. No me detuve a mirar. Corrí con la vista al frente, con los ojos abiertos, con los ojos cerrados a ratos. Tampoco quería ver. Corrí por campos, crucé mares. Corrí por ciudades completas, por ruidos de todos los tipos. Corrí entre idiomas y modismos. Recorrí países, continentes enteros. Corrí de día, corrí de noche. Corrí y seguí corriendo. Corrí por días, años.
Corrí hasta el cansancio. Corrí hasta no escuchar nada más. Corrí hasta el silencio. Fue solo entonces cuando dejé de correr y me detuve.

Di media vuelta y tus ojos seguían allí, donde mismo. Me miraban fijamente. Tan fijo, como cuando traté de escapar.

domingo, 12 de agosto de 2007

Escribir es Recordar.


“Escribir como remedio para el olvido”; una mañana me susurraron al oído. Y nunca más lo olvidé.

Palpando la luz con mis manos, traté de contener el recuerdo de tu espalda que se me escapaba entre los dedos. Ya había olvidado como era tocarte.
El tiempo había pasado, y debo decir que no en vano. La brisa había quedado atrás, perdida en algún rincón, mientras la noche se apoderaba del horizonte.
Frente a la ventana, vi como los rayos de sol se escabullían por entre las aristas de mi piel. Mis heridas ya habían cerrado, pero el sabor a miel de las cicatrices me tentaba con reabrirlas.
A cada hora, a cada minuto, a cada segundo, me era más difícil.
Ya no recordaba tu rostro, tus manos, tu espalda, tu voz. Todo se había vuelto ilusión. Ya no podía distinguirlas. No podía recordarte y menos aún, recordarme contigo.

Por eso, hoy me puse a escribir. Escribir lo que fuera necesario para tenerte todavía conmigo; para que me convencieras de que es solo un pecado natural querer aún soñarte … porque Dios ha olvidado la piedad por estos días.